Nuestra ciudad está llena de vida e intensidad, enriquecida con historias que se comparten y se entrelazan. En Buenos Aires nos encontramos en la calle y nos sentamos durante horas en las mesas de nuestros cafés. Aquí nos miramos a los ojos. Aquí, la noche es un nuevo día. La ciudad se ilumina con sus cientos de teatros y miles de restaurantes y bares. La noche te despierta.

Nuestra gente te enseñará tango y te hará probar dulce de leche. Queremos descubrirte, queremos conocerte. Porque aquí no hospedamos turistas; recibimos amigos, y puede que nos encuentren un poco ruidosos, pero, sobre todo, auténticos.

Buenos Aires es el fiel reflejo de aquellos que vinieron de lejos para habitar "el nuevo mundo". La estética extranjera es una gran influencia en la identidad visual de Buenos Aires. Tenemos matices en español, italiano, francés, inglés, ruso, japonés, chino, brasileño y peruano, entre muchos otros. Descubrirás esto en la arquitectura de la ciudad, en su comida y en la manera de hablar y ser de sus habitantes.

Buenos Aires es una ciudad llena de cultura. Esto lo demuestran sus 380 librerías, sus 287 teatros y sus 160 museos. El Teatro Colón también colabora como una de las cuatro óperas más destacadas del mundo. El Filete de Buenos Aires fue declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, y la Avenida Corrientes es testigo de la edad de oro del tango. Ya sea una pared o una servilleta, entendemos que cualquier medio puede convertirse en un lienzo para manifestar un golpe de inspiración.

La esencia de Buenos Aires está en su gente. No importa cuánto dure su estadía, al final del viaje comprenderá que el sabor de Mate no está nada mal, pero, en verdad, representa un símbolo de afecto y camaradería; comprenderá que disfrutamos hablando después de comer tanto que creamos el término "sobremesa"; y, sobre todo, habrás descifrado que, aunque nos acusan de dar demasiados besos y abrazos, aquí la gente no tiene otra cualidad más genuina que sus muestras de afecto.